En los últimos días, declaraciones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre el uso de paracetamol durante el embarazo generaron repercusiones a nivel mundial. El mandatario instó a las mujeres embarazadas a evitar el Tylenol, lo que motivó el rechazo de organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Agencia Europea de Medicamentos (EMA).
Ambas instituciones recalcaron que no existe evidencia científica sólida que relacione el consumo de paracetamol con el desarrollo de autismo en niños. Asimismo, insistieron en que las recomendaciones actuales de uso se mantienen sin cambios: el medicamento puede emplearse durante el embarazo bajo indicación médica y siempre en la dosis y frecuencia más bajas posibles.
El Director del Centro de Información de Medicamentos de la Universidad Juan Agustín Maza (CIME), Prof. Farm. Carlos A. Manassero, explicó a diversos medios: “Es una reducción simplista decir que el autismo está relacionado con el consumo de paracetamol”.
El especialista señaló que los estudios que se toman como referencia para justificar una posible asociación presentan limitaciones metodológicas: “La evidencia disponible proviene de un grupo de pacientes que tomaban paracetamol en forma crónica, por automedicación o en dosis inadecuadas. En ese contexto se observó cierta correlación, pero las conclusiones no son lo suficientemente sólidas como para establecer un vínculo causal directo”.
Además, recordó que sociedades científicas como la Asociación Americana de Ginecobstetricia han indicado que los resultados son controvertidos y que aún se requieren más ensayos clínicos.
“En 2024 se publicó un primer estudio que sugería, de manera potencial, una relación causal entre el consumo de paracetamol en mujeres embarazadas y la aparición de autismo y TDAH en sus hijos. Sin embargo, no fue concluyente. Ese trabajo fue seguido en el tiempo y en agosto de 2025, desde la Escuela de Salud Pública de Harvard, se arribó a conclusiones similares. ¿Por qué decimos que hay que seguir investigando? Porque las mujeres evaluadas habían consumido crónicamente el medicamento, lo que genera un nivel en sangre que puede producir algún efecto tóxico en el feto”
Consultado sobre si esto implica negar la posibilidad de un vínculo, reiteró: “Esto mismo puede ocurrir con cualquier medicamento: cuando se toma en exceso o en dosis no indicadas, puede generar efectos tóxicos. Desde una reacción adversa leve hasta, en el caso de embarazadas, un impacto en el desarrollo”.
De acuerdo con la OMS, el autismo afecta a cerca de 62 millones de personas en el mundo, lo que equivale a 1 de cada 127 habitantes. Este condición del neurodesarrollo se encuentra entre las prioridades de la agenda global de salud mental y fue uno de los ejes de la 4ª Reunión de Alto Nivel de la ONU sobre enfermedades no transmisibles y salud mental.
La OMS subrayó la importancia de profundizar en el conocimiento de las causas del autismo, así como en la mejora de la atención y el apoyo a las personas autistas y sus familias. En este sentido, la organización trabaja junto a entidades lideradas por personas autistas y organizaciones con experiencia directa en el tema.
Mensajes clave
La ciencia continúa investigando y, como subrayó el Prof. Manassero, el desafío está en “seguir estudiando” para obtener respuestas claras y basadas en evidencia.