El ser humano, ser social por naturaleza, comunica todo el tiempo, pero, muchas veces, no lo hace de la forma más adecuada, generándose todo tipo de problemas. Aquí los abordamos para que todos puedan alcanzar el éxito en la materia.
La comunicación efectiva es clave en cualquier tipo de relación, ya sea personal, académica o profesional, porque facilita el entendimiento y la conexión emocional entre las personas. No solo se trata de un intercambio de información, sino que también influyen la expresión y la empatía.
Al ser una acción natural, la mayoría de las personas la desarrollan espontáneamente y no se han capacitado para hacerlo de la mejor manera posible. Por ello, y en vistas a descubrir algunos errores y la forma de solucionarlos, dialogamos con el Lic., Eduardo Ripari, profesor en las carreras de Periodismo y Locución de la Universidad Maza. Según él, los errores más comunes se pueden dividir en 3.
De contenido
Sucede cuando no se tiene una idea clara sobre el mensaje que se quiere transmitir. Esto puede pasar cuando no se ha definido un propósito claro ni se han considerado las necesidades o intereses del público.
Para evitarlo, antes de comunicar, se debe definir claramente qué se quiere lograr (informar, motivar, persuadir) y cuáles son los puntos principales que respaldan este objetivo. Además, siempre hay que considerar quién es el público, cuáles son sus intereses y cómo pueden percibir el mensaje, para ajustarlo adecuadamente.
De planificación
No se organiza y estructura la presentación o discurso, esto es, no se plantea un esquema que guíe el desarrollo de la exposición paso a paso, lo que resulta en una charla caótica o poco organizada.
Para evitarlo, se debe dividir la exposición en tres etapas: introducción, desarrollo y conclusión, detallando los elementos principales de cada una. A cada una de ellas se les debe asignar un tiempo aproximado y se deben buscar transiciones fluidas entre una y otra. Luego se debe practicar siguiendo esos lineamientos
De ejecución
Este error ocurre cuando, a pesar de tener claro el contenido y la estructura, no se logra transmitir el mensaje de manera efectiva. Puede deberse a factores como nerviosismo, falta de confianza o poca habilidad para persuadir.
Para evitarlo, hay que practicar la exposición en voz alta, frente a un espejo o grabándose, para identificar áreas de mejora en la expresión. Usar ejemplos, anécdotas o analogías que refuercen los puntos principales, haciéndolos más claros y accesibles.
Trabajar en la entonación, el lenguaje corporal y el contacto visual, de manera que el mensaje se comunique con seguridad y autenticidad.
Estos errores van a impedir que el mensaje llegue a buen puerto, algo que el público advertirá y se sentirá en el ambiente.
También puede ocurrir otro tipo de errores de índole técnica que pueden hacer que el plan cambie. Ripari aconseja “no perder la calma y buscar la solución al problema. No podemos perder la compostura porque se afecta el mensaje que queremos transmitir”.
Cómo trabajar el lenguaje no verbal y algunos consejos finales
El lenguaje no verbal también es clave, cumple con la función de complementar lo que decimos y hay que prestarle atención porque puede servirnos para reforzar o para que nos terminemos contradiciendo. También sirve para transmitir emociones y, generalmente, se produce de manera inconsciente, por lo que su dominio no es sencillo.
En síntesis, es fundamental estar entrenado para desempeñarse ante cualquier tipo de auditorio. Para mejorar, puede servirnos practicar cotidianamente la locución de determinados discursos o mensajes, grabándonos para escuchar luego si nuestro desempeño es convincente. También podemos desarrollar la gestualidad y postura frente al espejo o filmándonos con nuestros dispositivos. Pero no debemos quedarnos allí, hay que ejercer un juicio crítico con el producto y pedir opinión a colegas o personas de confianza.
Para cerrar, compartimos algunos sencillos consejos para empezar a mejorar nuestra forma de comunicarnos: