Algunas mujeres, al reincorporarse a sus actividades laborales o retomar sus estudios, desean continuar amamantando a sus bebés. También puede ocurrir que necesiten ausentarse por algunas horas y prefieran contar con una reserva de leche materna. Para lograrlo, es fundamental que conozcan y cuenten con toda la información necesaria sobre cómo extraer, conservar y organizar un banco de leche en casa.
Desde el Espacio Amigo de la Lactancia, dependiente del Decanato de Nutrición, se brinda asesoramiento y orientación para acompañar a las madres en este proceso.
Un banco de leche casero consiste en una reserva de leche materna extraída previamente, conservada y almacenada en condiciones adecuadas, para ser ofrecida al bebé cuando la madre no esté presente.
A continuación, compartimos algunas recomendaciones prácticas:
Comenzá la extracción unos 15 días antes de reincorporarte a tus actividades. Esto te permitirá contar con una reserva suficiente y afrontar el momento con mayor tranquilidad.
No te frustres si al principio obtenés poca cantidad. La extracción, ya sea manual o con sacaleches, es una técnica que se aprende con la práctica. Además, el volumen extraído no refleja necesariamente lo que el bebé consume al succionar directamente del pecho.
Podés mezclar leche de diferentes extracciones, siempre y cuando hayan estado refrigeradas por separado y tengan una temperatura similar al momento de unificarlas.
Evitá congelar grandes cantidades juntas, para no desperdiciar leche en caso de que el bebé no la consuma toda. Recordá que la leche descongelada no se puede volver a congelar.
Rotulá siempre los recipientes con la fecha de extracción y ubicá los más antiguos al fondo del freezer. De esta manera, asegurás un uso ordenado y eficiente de tu reserva.
Para un acompañamiento más completo, podés acercarte al Decanato de Nutrición y acceder al Espacio Amigo de la Lactancia, donde la Técnica en Puericultura Antonella Piai brinda asesoramiento personalizado y especializado.