Realizar un análisis de sangre rutinario es mucho más que un trámite médico: es una ventana al estado general de nuestro organismo y una herramienta clave para la prevención.
El Profesor Titular de las cátedras Bioquímica Clínica I y II de nuestra Universidad, Bioq. Rafael Pérez Elizalde, nos ayuda a entender qué estudios son esenciales y cómo interpretar sus resultados.
Los básicos que no pueden faltar
En cualquier análisis de sangre, el hemograma es fundamental. Este estudio permite conocer el estado general del paciente; si existe anemia, infecciones o problemas de coagulación, y es recomendado a cualquier edad.
A partir de los quince años, se suman la medición de glucemia y un perfil lipídico que incluye colesterol HDL, LDL y triglicéridos. “Hoy se solicita rutinariamente en adolescentes debido al aumento del sobrepeso, la desnutrición y el sedentarismo”, señala Pérez Elizalde. Además, se incluyen urea, creatinina, ácido úrico, hepatograma y una orina completa.
Si los resultados son normales y no hay síntomas, estos estudios pueden repetirse cada dos o tres años. A partir de los treinta y cinco años, se aconseja realizarlos anualmente. En mujeres, también es recomendable iniciar estudios hormonales al comenzar sus ciclos menstruales o al usar anticonceptivos. En Mendoza, debido a la deficiencia de yodo, se sugiere incluir el estudio de tiroides (TSH) cada dos años, si no hay antecedentes.
Errores frecuentes al interpretar resultados
Pérez Elizalde advierte que muchas personas cometen errores al interpretar sus análisis sin supervisión médica. “El primer error es no asegurarse de que se cumplieron las condiciones previas, como ayuno, dieta, suspensión de medicación o actividad física”.
Además, los valores de referencia varían según la edad, el sexo y el contexto de vida del paciente. Por eso, el especialista destaca la importancia de combinar los resultados con la evaluación clínica: “Usar solo inteligencia artificial para interpretarlos brinda información muy escasa sobre nuestro estado fisiológico”.
Señales de alerta y prevención
Algunos parámetros pueden indicar problemas antes que otros. En adolescentes vegetarianos, por ejemplo, el hemograma puede mostrar anemias carenciales. La glucemia también puede advertir sobre diabetes, cada vez más frecuente en jóvenes por malos hábitos alimentarios.
En adultos mayores de treinta años, los niveles de colesterol y triglicéridos son clave para prevenir riesgos cardiovasculares, la principal causa de muerte en el mundo.
¿Un valor fuera de rango siempre es motivo de alarma?
''No necesariamente. Depende de la situación particular del paciente”, aclara el especialista. Es fundamental analizar los resultados junto con la clínica y el contexto individual. Cuando se detectan valores críticos, el laboratorio se comunica de urgencia con el médico o el paciente; en otros casos, un valor fuera de rango puede no ser preocupante.
Factores que influyen en los resultados
La alimentación, el estrés y la actividad física influyen significativamente en los resultados de laboratorio. Una dieta poco saludable puede elevar la glucemia, alterar los perfiles lipídicos y hepáticos, e incluso afectar la función renal. El estrés, junto con factores genéticos, puede favorecer la aparición de problemas metabólicos y cardiovasculares.
Con la claridad que lo caracteriza, el Prof. Rafael Pérez Elizalde nos recuerda que conocer los resultados es tan importante como entenderlos.
Cuidarse también es conocerse. Un análisis de sangre permite anticipar riesgos y adoptar hábitos que protejan nuestro bienestar a largo plazo.